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  • Foto del escritorDANIEL

4º FILOSOFÍA

Actualizado: 7 may 2020

7ª semana: 4 al 11 de mayo del 2020

Actividad: resumir el siguiente contenido.

Fecha tope 11 de mayo


 

6ª Semana: 27 al 1 de mayo del 2020

Fecha tope: 4 de mayo



 

5ª Semana 20 al 24 de abril

Fecha tope de entrega: 27 de abril.

Teorías de la motivación • Teoría conductista*

El psicólogo ruso Pávlov (1849-1936) sentó las bases del conductismo al establecer que ciertas conductas pueden ser condicionadas ante ciertos estímulos. Las ideas principales del conductismo son la excitación, el refuerzo y el castigo. La excitación de una conducta, es decir, su aparición, puede ser reforzada mediante un estímulo positivo o recompensa, o inhibida mediante un estímulo negativo o castigo. Las investigaciones neurofisiológicas posteriores han puesto de manifiesto que esta activación de las conductas ocurre en un área del cerebro constituida por un sistema de fibras neuronales interconectadas con la mayor parte del resto del cerebro, el sistema de activación reticular (SAR).


• El psicoanálisis

Para el psicoanálisis de Sigmund Freud (1856-1939), los impulsos o pulsiones* originados por la insatisfacción son energías del organismo de dos tipos: sexual y de autoconservación. Es el placer sexual o la evitación del dolor lo que moviliza y guía la conducta de los individuos.

• Teorías homeostáticas

Para Clark Leonard Hull (1884-1952) la conducta motivada emerge* de algún tipo de desequilibrio en el sujeto. Este desequilibrio puede estar provocado por un déficit o carencia psíquica que el organismo percibe como esencial para su funcionamiento adecuado; entonces, el individuo responde con una acción hasta restablecer el equilibrio. El sujeto reacciona ante el desequilibrio mediante un impulso que es originado por la necesidad. Cuando el desequilibrio se elimina o se reduce, el individuo experimenta un placer que actúa como gratificación, es decir, como recompensa por los esfuerzos realizados. Una vez satisfecha la necesidad, el organismo se reequilibra. Este equilibrio puede volver a perderse e iniciar de nuevo el proceso.

• Teoría cognitiva*

Las teorías cognitivas ponen de relieve no solo la satisfacción de las necesidades y su tipología, sino también otros procesos cognitivos que intervienen en la motivación, como el miedo al fracaso, la frustración*, las expectativas, los obstáculos y el esfuerzo para la consecución de las metas y objetivos. El psicólogo Edward Chace Tolman (1886-1959) ha introducido la existencia de unos determinantes llamados «las expectativas». Serían estas expectativas las que funcionarían como refuerzo para la motivación.

William Atkinson (1862-1932), por su parte, ha elaborado una teoría del éxito teniendo en cuenta estas expectativas. La fórmula es Te = Me x Ee x Le, donde Te es la tendencia al éxito; Me, la motivación del logro; Ee, la expectativa del éxito, y Le, el incentivo de la tarea. De esta manera Atkinson puede definir la probabilidad del éxito que es resultado no solo de los incentivos que tengamos, sino también de las expectativas y del esfuerzo necesario para el éxito de la tarea.

• Teoría de Henry Alexander Murray

La teoría motivacional de Murray (1893-1988) se basa en las necesidades humanas. Elaboró una lista de todas las necesidades humanas, en la cual especificaba las veinte necesidades básicas. Para Murray, una necesidad es un constructo que representa una fuerza en el cerebro que organiza una respuesta para cambiar una situación insatisfactoria y aumentar la satisfacción. Una necesidad puede estar provocada por un estado interno, como, por ejemplo, sentir frío, o por un estímulo externo al sujeto, como por ejemplo, la ropa o prenda de abrigo.

 

4ª Semana 14 al 17 de abril

Fecha de entrega: 20 de abril


• Teoría humanista*. Carl Rogers (1902-1987) estableció una teoría cuyo objetivo no era explicar la conducta humana, sino la realización personal mediante la propia organización de la estructura del yo. Consiste en organizar coherentemente nuestras percepciones conscientes, valores e ideales que forman nuestra imagen personal. Para Rogers, la persona sana es la que consigue hacer coincidir la imagen de uno mismo con la imagen que los demás tienen de ella, de tal manera que el individuo tiene como objetivo principal la autenticidad. Para corregir las desviaciones desarrolló una terapia que consiste en hablar con el cliente para poner de manifiesto sus insuficiencias o desviaciones y así poder corregirlas. El terapeuta debe buscar tres cosas: la empatía, la autenticidad y la aceptación del cliente.

• Teoría de la identidad de Erik Erikson. Erik Erikson (1902-1994) ha propuesto una teoría del desarrollo de la identidad personal asociada a la formación de la personalidad. Tiene lugar en ocho estadios o etapas a lo largo de la vida. Cada etapa es un ciclo o crisis vital que se caracteriza por un logro o un fracaso y por una virtud del yo asociada a la misma. El éxito o fracaso de cada estado depende no solo del propio individuo sino también del entorno social en el que se desenvuelve, que favorece o dificulta el logro. La última etapa es la integridad del yo, cuyo logro consiste en estar satisfecho con la propia vida.

3.- La realización personal

3.1 La motivación

¿Qué es la motivación?

¿Qué nos hace comportarnos de una manera u otra? ¿Por qué las personas hacen unas cosas bien y otras no? ¿Qué hace que ciertas cosas nos gusten más que otras? Las razones que nos llevan a la acción para la realización de nuestros objetivos o metas es lo que en psicología se estudia como la motivación.

La motivación responde a una necesidad o carencia, una deficiencia física o psicosocial de los individuos. Cuando tenemos hambre nos ponemos en acción para buscar comida y satisfacer la necesidad de comer, y cuando nos proponemos un objetivo iniciamos una serie de conductas para conseguirlo. Así, por ejemplo, para ser un deportista de élite tenemos que entrenar duro, o para llegar a ser un gran científico tenemos que estudiar mucho.

La motivación es la fuerza o estímulo interno que nos impulsa a actuar de una manera determinada para satisfacer una necesidad u obtener o conseguir un objetivo o logro. Hay dos tipos de necesidades:

• Primarias: son innatas, pertenecen a nuestra naturaleza animal, como dormir, comer, respirar, etc.

• Secundarias: son aprendidas y pertenecen a nuestra naturaleza social. El hombre inventa sus propias necesidades.

Una vez satisfechas las necesidades primarias, el hombre inventa otras nuevas, superfluas, pero que adquieren gran importancia en el entorno social. Las motivaciones tienen las siguientes características:

• Están orientadas a satisfacer una necesidad o a la consecución de un logro.

• Son persistentes y fuertes hasta conseguir el logro.

• Tienen una organización jerárquica. Una vez satisfechas las necesidades de un nivel, se originan necesidades de un nivel superior.

• Pueden ser conscientes o inconscientes. A veces no sabemos por qué actuamos como lo hacemos.

• Los motivos pueden ser intrínsecos, originados por las necesidades, carencias o deseos del propio sujeto; o extrínsecos, originados por un estímulo externo al sujeto, como la presión del entorno social o familiar.



 

3ª Semana: 30 de marzo al 3 de abril del 2020


Actividad para toda la semana (30 de marzo al 3 de abril). Fecha de entrega el 3 de abril.

2.3.- Teorías psicológicas de la personalidad

A la psicología siempre le ha preocupado el problema de la personalidad. Las diferentes teorías tratan de explicar el origen, la evolución y los tipos de personalidad. La primera teoría viene de la Antigüedad y fue formulada por el médico Hipócrates (460-370 a.C.) que, basándose en los humores o líquidos corporales -sangre, bilis amarilla, flema y bilis negra-, estableció los cuatro temperamentos: sanguíneo (alegre y esperanzado), colérico (irascible), flemático (apático y perezoso), y melancólico (triste y distraído). Esta teoría estuvo vigente, con más 0 menos modificaciones, hasta el nacimiento de la psicología moderna, que estableció las bases científicas del estudio de la personalidad.

El psicoanálisis de Freud

Sigmund Freud (1856-1939) fue el fundador del psicoanálisis* y elaboró una teoría sobre el desarrollo y funcionamiento de la mente que intentaba explicar la conducta humana. Para Freud, la personalidad es de naturaleza conflictiva como resultado de una lucha interna que se desarrolla durante toda la vida, en especial durante la infancia, entre tres instancias psíquicas o estructuras:

  • El «ello»: es la parte más primitiva de la mente humana. Engloba los impulsos o pulsiones* sexuales (Eros) y de agresividad (Thanatos).

  • El «yo»: es la parte consciente que media entre el «ello» y la realidad exterior. Su función es adaptativa: ajustar las exigencias del «superyo» a los deseos íntimos del «ello».

  • El «superyo»: es la parte inconsciente*, que contiene las normas sociales y culturales. Representa la autoridad, la figura paterna que se opone a los principios primitivos del «ello». Conforma la conciencia moral, cuyo objetivo es señalar el comportamiento correcto.

Las concepciones actuales

Teoría de los «cinco grandes» rasgos. Está basada en una serie de características o rasgos contrapuestos que van de un extremo a otro:

  1. - Amabilidad: determina el grado de adaptación al entorno de una persona. Desde una persona cooperativa y de trato agradable hasta una persona nerviosa, irritable, con dificultad para resolver situaciones difíciles.

  2. - Extroversión: determina el grado de sociabilidad de una persona. Desde una persona tímida, con dificultad para las relaciones personales, hasta otra amable, simpática y complaciente.

  3. - Neuroticismo: determina la estabilidad emocional y el control personal. Desde una persona tranquila, serena, hasta una persona tensa y ansiosa que muestra una gran inseguridad y falta de confianza en sí misma.

  4. - Responsabilidad: determina la capacidad de enfrentarse a los problemas de manera ordenada y eficaz. Son personas honestas, voluntariosas y con una gran motivación*, muy seguras de sí mismas.

  5. - Apertura a la experiencia: determina la capacidad de reflexión con amplios intereses y fines. Son personas con una alta capacidad intelectual, estudiosas, sensibles y con grandes preocupaciones morales.

 

2ª Semana: 23-27 de marzo

Actividad para entregar el 27 marzo: Leer y resumir + texto de personalidad


2.1.- ¿Quién soy? En busca de la identidad

La identidad individual y social

Como seres humanos somos individuos únicos que pertenecen a un grupo humano en particular. Pero por otro, somos seres que forman parte de una colectividad. Es lo que Aristóteles llamó zoôn politikón. El hombre es un animal político, esto es, está inscrito en la Polis (ciudad). El individuo y sociedad constituyen, respectivamente, la identidad personal y la identidad social, lo que Aristóteles llamaba nuestra segunda naturaleza.

Nuestra identidad personal viene determinada por nuestra manera de ser y nuestra apariencia, que incluye comportamientos, creencias y actitudes. La identidad social viene determinada por la sociedad en la que vivimos, es la conciencia de uno mismo como individuo perteneciente a una colectividad o grupo humano: tribu, raza, religión, territorio, país o nación, cultura. La adquisición y el desarrollo de la identidad es un proceso de interacción con los otros dentro de una comunidad cultural, algo que tiene lugar durante toda la vida. Es una fase de socialización familiar y cultural. Esta fase consiste en que el individuo se forma una idea de sí mismo, o autoimagen, conjunta con la idea que los demás tienen de uno, comparándose con los modelos o tipos más relevantes de la sociedad. La identidad es, pues, un proceso de crecimiento personal y cambio social que lleva a adquirir un sentido de pertenencia. En resumen, es el concepto que tenemos de nosotros mismos como personas con una personalidad definida.


2.2.- La personalidad

¿Qué es la personalidad?

En el proceso de dotarnos de una identidad personal y social desarrollamos nuestra personalidad. La personalidad es el conjunto de características y rasgos psicológicos que determinan y expresan nuestra forma de ser y actuar. Es el núcleo central de la persona y tiene tres componentes:

• El temperamento. La base constitucional de la personalidad. Es la herencia biológica insertada en nuestros genes. No podemos cambiarla.

• El carácter*. Las propiedades psicológicas que adquirimos durante nuestro crecimiento. Conforma los hábitos de nuestro comportamiento, transmitidos culturalmente. Es aprendido y podemos modificarlo.

• La voluntad. La capacidad de elegir y decidir qué queremos y qué hacemos. Es la personalidad moral, el yo moral que libremente elige los valores por los que quiere guiarse y conformar su comportamiento. Es cómo elegimos ser. La voluntad es el deseo de ser.


La formación de la personalidad

El buen uso de la inteligencia nos permite dotarnos de un buen carácter en el que se manifiesta el control de las emociones*, afectos y sentimientos* en la prosecución de un fin. La voluntad es la encargada de actuar sobre el temperamento* para poder hacer un uso inteligente de nuestras emociones y sentimientos. Carácter, temperamento y voluntad constituyen así la estructura de la personalidad y ayudan a la construcción de la persona dotada de una identidad.

 

ACTIVIDAD DE TEXTO PARA ENTREGAR EL 27 DE MARZO: Lee el texto y responde a las siguientes preguntas.


2º texto sobre personalidad: El equilibrio emocional

Nada nos hace sentir tan humanos como las emociones. Tan humanos y tan dependientes. Cuando un sentimiento poderoso nos invade ocupa casi todo el espacio de nues­tra mente y consume buena parte de nuestro tiempo. Si ese sentimiento es indeseable, solo hay una forma rápi­da de eliminarlo, de sacarlo de nuestra mente: otra emo­ción, otro sentimiento más fuerte, incompatible con el que queremos desterrar. Basta darnos cuenta de cómo cambia instantáneamente nuestro mal humor y agresivi­dad hacia esa persona que se nos cruza y nos hace caer al suelo cuando descubrimos que es un ciego. Llegamos incluso a sentirnos avergonzados de nuestro enfado pre­cedente.

[...] Ciertamente, los sentimientos tienen más fuerza de la que podemos imaginar y determinan la mayor parte de nuestra conducta. Elegimos la pareja de la que nos enamoramos, aunque no nos convenga. Nos empecinamos en nuestras opiniones y apuestas incluso cuando sabemos que no están justificadas. Criticamos el juego deportivo, el proyecto o la idea del rival, aunque sean estupendos. Votamos a quien nos cae bien, aunque no sea el mejor candidato en lid[1].

Podemos llegar a sufrir, a odiar o a amar con intensidad inimaginable.

[...] Las emociones influyen en nuestras reacciones es­pontáneas, en nuestro modo de pensar, en nuestros re­cuerdos, en las decisiones que tomamos, en cómo planifi­camos el futuro, en nuestra comunicación con los demás y en nuestro modo de comportarnos. Resulta, en fin, imposible separar el bienestar del estado emocional de las personas.

Pero entonces, ¿para qué sirve la razón? Con frecuencia la enfrentamos con los sentimientos y aunque a veces admitimos que no hay nada tan poderoso como estos últi­mos, solemos enfatizar el valor de la primera. Conferimos superioridad a la razón porque creemos que imponerla so­bre los sentimientos es un síntoma de sentido común, de madurez y de equilibrio personal.

[...] El bienestar psíquico tiene mucho que ver con el lo­gro del necesario acoplamiento entre la lógica y los sen­timientos, entre la emoción y la razón.

No podemos convertirnos en seres que anulan o aparcan sus sentimientos. Solo la inmadurez cerebral o la enferme­dad pueden originar seres o comportamientos puramen­te emotivos o puramente racionales y solo el equilibrio emoción-razón garantiza el bienestar de las personas.

Morgado, Ignacio: Emociones e inteligencia social, Barcelona, Ariel, 2010, pp. 11-14.

Preguntas:

1. Realiza un esquema.

2. Organiza ideas (estructura y orden).

3. Temática y resumen del texto en función del esquema (3-4 líneas).

4. ¿Crees que nuestra cultura valora las emociones? ¿En qué sentido y por qué?

5. ¿Crees necesaria la educación emocional? (Da alguna razón)

6. ¿Cómo podemos controlar las emociones? (Explícalo y pon un ejemplo)

  1. [1] Combate, pelea, lucha.

 

1ª Semana: 16-20/marzo del 2020)

UNIDAD 2 (página 4 de los apuntes dados en clase)


Problema en torno a la naturaleza humana

La comprensión del hombre ha cambiado radicalmente a partir del siglo XX. El desarrollo de la biología y de las nuevas tecnologías ha alterado cualquier concepción del hombre en términos de definir una naturaleza humana. Si el pensamiento o la conciencia, ha supuesto la clásica distinción entre el hombre y los animales, ahora parece insuficiente para distinguirnos de las máquinas, dotadas de inteligencia artificial en un futuro no tan lejano. Lo natural en el hombre es tan susceptible de cambio como lo cultural. Esto ha producido modificaciones en la estructura de un ser humano que ya no puede ser definido solo en términos biológicos o culturales y alejado de cualquier concepción esencialista. Sin embargo, a pesar de estos avances, hay un hecho científico indiscutible, y es que somos animales cuya especificidad viene determinada por nuestro genoma, que no tiene ningún equivalente en el complejo mundo de las máquinas.


1.3.- ¿Qué es ser persona?

El término persona proviene del griego «prósopon» que significa «máscara». Máscara con la que el actor cubre su rostro en las representaciones teatrales. También se vincula al término latino per-sonare que hacía referencia a unos conos empleados en las obras de teatro para elevar la voz. El término comienza a emplearse en el s. II d.C. desarrollado a través del derecho romano con juristas como Tertuliano (160-220 d. C.) y Caracalla (188-217 d. C.).


Este término se generalizó a través del cristianismo con los Concilios de Nicea y Éfeso en los siglos IV y V d. C., para designar a toda la humanidad, siguiendo el ideal «cosmopolita» estoico (el mundo entero es una Polis). Asimismo, el término “persona” es diferente a «individuo», ya que se puede hablar de personas que no sean individuales (como las tres personas de la Santísima Trinidad). Tampoco conviene confundir «persona» con «ser humano» (sentido biológico). El término «persona» hay que relacionarlo con el mundo civilizado y con los valores éticos, morales y jurídico-políticos asociados a dicho mundo. Los individuos humanos se constituyen como sujetos personales cuando son considerados como iguales en cuanto a sus derechos y deberes. La persona hace referencia a individuos humanos declarados dignos de respeto, por cuanto la institución los reconoce como sujetos de derechos y obligaciones. Este proceso de constitución de la persona es histórico y cultural, y su origen cabe situarlo en las sociedades antiguas más avanzadas. Por consiguiente, la expresión «persona humana» no es redundante, ya que es concebible, sin incurrir en contradicción, un ser humano no personal (el hombre del paleolítico), un individuo personal no-humano (los extraterrestres de la ciencia-ficción) o persona no humana, pero sí divina (Jesucristo).


Por tanto, la persona no es un mero individuo sino alguien que se identifica y es reconocido por la sociedad a la que pertenece y de la cual ha aprendido a relacionarse con el entorno y con sus semejantes. La persona no nace, se hace. La condición de persona es algo que se va adquiriendo a lo largo de toda la vida. Comenzamos siendo hombres o mujeres (en sentido biológico) y terminamos siendo personas cuando somos reconocidos jurídicamente en una sociedad. El núcleo central de la persona es su personalidad* moral, que supone la construcción de una concepción del bien, un sentido mínimo de la justicia entroncado con la generosidad y firmeza.


El espacio donde se dan las condiciones de desarrollo de la persona, tanto materiales como morales, se llama espacio político-jurídico. En él, los miembros de una sociedad cooperan a un fin común. Los fines, sin embargo, son de dos clases: de la persona como individuo, y de la totalidad de los miembros de la sociedad civil, de los ciudadanos. Estas dos clases de fines conforman dos clases de esferas: el privado y el público. El esfera de lo privado es el dominio de la ética y la esfera de lo público, el dominio de lo político. Dentro de lo privado las personas desarrollan una personalidad ética y en lo público, una identidad social. Ambas han de diferenciarse aunque estén interconectadas. Las personas no deben mezclar o identificar sus fines particulares con los fines para toda la sociedad. Toda concepción privada del bien junto con las creencias son personales, mientras que toda concepción pública de la justicia busca ser simétrica, es decir, compartida por todos.


La persona hace referencia a un individuo compuesto de tres estructuras a desarrollar: una persona física o cuerpo, una persona psíquica o personalidad y una persona moral o la identidad.

 

ACTIVIDAD para la semana 16-20 de marzo

1º TEXTO: SOBRE PERSONALIDAD

El paso de la infancia a la madurez es, por lo tanto, el paso de lo dulce y lo blando a lo amargo y lo crujiente. Se es adulto en la medida en que se experimenta pla­cer estando activo, poniendo en juego nuestros dientes, nuestras mandíbulas, una lengua que ya se las sabe todas y no se deja engatusar por el primer duendecillo. [...] Los inmaduros huyen de las dificultades, buscan la simplifica­ción y la homologación; los maduros aprecian lo contrario aunque, a veces, no desdeñan[1]lo fácil, lo pegadizo o lo relajante. El maduro puede permitirse el abandonarse a momentos de inmadurez, el inmaduro ni siquiera sabe lo que es ésta.

Peter Pan es el símbolo de un fenómeno que ha crecido mucho en los últimos cien años, esto es, la obstinada voluntad de seguir siendo niños. Además nos dice algo más inquietante: hemos perdido a los progenitores como modelos, como sólidos puntos de referencia; hemos sido abandonados a nosotros mismos, el mundo de los «adul­tos» aparece como un infierno. Es mejor, por tanto, dete­nerse en su umbral[2], negarse a entrar en él y aceptar sus atroces[3]reglas.

[...] Peter Pan, sin pretenderlo, fue el arquetipo del in­fantilismo que se propaga por el mundo moderno. Y repre­senta su tragedia. Efectivamente, no es posible —sin pa­gar un altísimo precio— seguir siendo un niño, ni volver a la infancia, porque no se es aceptado por los adultos y, sobre todo, porque la infancia es un mundo cualquier cosa menos inocente. El País de Nunca Jamás no es en absoluto un paraíso y Peter Pan y los demás «niños perdidos [...] no tienen corazón».

Extendiéndose como una mancha de aceite, sobre todo en las sociedades desarrolladas, el deseo de no crecer se ha convertido en una auténtica enfermedad del alma. Hasta tal punto que un psicólogo americano, Dan Kiley, dedicó un libro al «síndrome de Peter Pan». Kiley pone de relieve el doloroso choque con el «principio de realidad», que aflige a los adolescentes modernos, llevándoles a una re­sistencia incansable y total al hecho de hacerse adultos.

Los niños, si siguen las huellas de Peter Pan, están conde­nados a acumular sensaciones de aislamiento y de fracaso, porque la sociedad tiene poca paciencia con los adultos que se comportan como niños. Irresponsabilidad, ansia de abandono, soledad y narcisismo son las características de Peter Pan y de sus más o menos conscientes seguidores.

CATALUCCIO, Francesco M.: Inmadurez. La enfermedad de nuestro tiempo, Madrid, Siruela, 2006.


Preguntas:

1. Haz un esquema.

2. Organiza ideas (estructura y orden).

3. Temática y resumen del texto en función del esquema (5-8 líneas).

4. ¿Es necesario que la razón y la voluntad guíen nuestra vida en lugar del instinto, el prejuicio o la ilusión? (¿Por qué?)

5. ¿Qué pasa cuando los adolescentes toman conciencia de que las cosas no suceden según sus deseos?

6. ¿En qué consiste el «síndrome de Peter Pan»? ¿Qué consecuencias se describen en el texto si los adolescentes siguen bajo el síndrome de Peter Pan?

 





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